
Madero estaba convencido de que el gobierno debía ser demócratic, por lo cual respetó la libertad de prensa a pesar de haber sido víctima de burlas y ataques, especialmente en caricaturas y sátiras.
En abril de 1910 Madero fue designado candidato a la presidencia por el Partido Nacional Antirreeleccionista, fundado un año antes con un programa a favor del sufragio efectivo y la no reelección, pero sin claros contenidos sociales y económicos. En mayo del mismo año se produjo en Morelos la insurrección de Emiliano Zapata al frente de los campesinos, que ocuparon las tierras en demanda de una reforma agraria. Díaz fue reelegido para un séptimo mandato y Madero intentó negociar con él para obtener la vicepresidencia de la República, pero fue encarcelado por el dictador en Monterrey el 6 de junio, aunque poco después obtuvo la libertad y escapó a San Antonio (Texas).

El 15 de octubre de 1910, Madero y sus colaboradores acordaron el Plan de San Luis, que llamó a la insurrección general y que logró el apoyo de los campesinos al incluir en el punto tercero algunas propuestas de solución al problema agrario. El 20 de noviembre se produjo la insurrección de Francisco (Pancho) Villa y Pascual Orozco en Chihuahua, pronto secundada en Puebla, Coahuila y Durango. En enero de 1911 los hermanos Flores Magón se alzaron en la Baja California y los hermanos Figueroa en Guerrero.

En 1912 dio una prueba de respeto más a las instituciones, con motivo de la elección de los diputados que integrarían la XXVI Legislatura Federal. Fueron elecciones por voto universal y directo a la Cámara tuvo una composición mixta con representantes de distintos partidos políticos, como el Constitucional Progresista (PCP), de filiación maderista, el Católico Nacional (PCN), el Liberal y el Popular Evolucionista, además de diputados independientes que no fueron postulados por partido alguno.
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