Aunada al tema de las diferencias sociales que se daban según la actividad de cada grupo, estaba la desigualdad provocada por algunas leyes. Entre las disposiciones existió una que eliminaba la condición de ciudadano, es decir, negaba la posibilidad de votar a aquel que fuera sirviente.
Se trataba de medidas legislativas y judiciales que perseguían la pobreza en lugar de trabajar para eliminarla. Esto contribuía a que muchos individuos vivieran una marginación social que, según algunos estudiosos, está ligada con la existencia del bandolerismo.
Los bandidos obtenían ganacias por medio de asaltos, plagios y raptos, y sólo en la medida en que se fueron endureciendo los castigos, puedo erradicarse su actividad.
Para controlar los desórdenes, el gobierno echaba mano de gendarmes y de "rurales" (nombre que recibía la policia montada). Durante el porfiriato, se centralizó el control de la fuerzas públicas, aunque no aumentó el número de elementos que las formaban
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